Luagres que Enferman.

¿Existen realmente lugares que ENFERMAN?


De acuerdo a los estudios de GEOPATÍAS y a la GEOBIOLOGÍA, hay numerosas energías que, sin ser vistas ni “percibidas”, nos alteran y condicionan a un grado mucho más profundo del que habíamos imaginado.


A través de la historia el hombre ha sido consciente de ello y ya los romanos elegían cuidadosamente el emplazamiento de las ciudades. Los egipcios -grandes conocedores de las energías telúricas- procuraban que sus construcciones se orientaran en función de ellas.

Uno de los más antiguos edictos de China se refiere a la obligación de analizar el terreno antes de su edificación y a la prohibición de construir sobre las llamadas Venas del Dragón. Posteriormente observamos el emplazamiento de catedrales, monasterios y lugares santos que eran elegidos con sumo cuidado y discreción.




Estudios recientes demuestran que recibimos constantemente, del centro del planeta, ondas vibratorias que se han constatado gracias a sensibles detectores. Una sencilla medida de prevención es ubicar los equipos eléctricos lejos, al menos a 1,5 m de distancia de los sitios de larga permanencia, como el lugar de estudio o trabajo, y especialmente la cama donde pasamos 8 horas al día.

Idealmente en el dormitorio deberíamos desconectar totalmente la televisión, y no dejarla en stand-by, e incluso evitar el paso de cables por la cabecera de la cama. Para esto existen dispositivos automáticos que dejan sin corriente eléctrica, en horario nocturno, el recinto del dormitorio, eliminando toda fuente de “electropolución” y garantizando un sueño profundo y reparador.

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