!Cada planta tiene impresa su propia melodía!
Artículo tomado de la Revista DISCOVERY SALUD, No. 28.
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De la música participan no sólo los seres humanos sino las demás especies: los pájaros hacen música, las serpientes se sienten hechizadas por ella, las ballenas y delfines la utilizan para comunicarse y ahora, además, una investigadora y compositora británica llamada Linda Long ha descubierto que cada planta tiene su propia melodía programada en sus proteínas. La doctora Long ha logrado grabar un CD que incluye las melodías de cinco plantas tan comunes como el perejil, el romero, el tomillo, la mostaza o el trébol blanco. Así, la música molecular sirve ahora para curar enfermedades al lograr traducir a música las melodías "ocultas" no solo de las plantas, sino también de los diferentes órganos humanos.
La música es un lenguaje que posee componentes universales que traspasan todas las fronteras: edad, sexo, raza, religión y nacionalidad, y es una de las pocas cosas que pueden afectarnos a todos los niveles (físico, mental, espiritual y emocional). Es el idioma más universal pues ha formado parte de la vida del ser humano en todas las culturas, desde el principio de los tiempos. De hecho, tenemos muchas más disposiciones musicales de las que imaginamos. Podríamos decir que toda persona es musical, que lo es el mundo que nos rodea e, incluso, el universo en el que estamos inmersos.
En este sentido, cabe mencionar la experiencia de dos profesores de la Universidad de Yale (EE.UU.) quienes, en 1976, aplicando las leyes y anotaciones descubiertas por Keppler (un astrónomo del siglo XVII) y mediante una computadora conectada a un sintetizador musical, consiguieron una grabación de media hora en la que cada planeta del sistema solar generaba una vibración sonora única y que, al ser mezcladas, producían una melodía armónica inigualable.
En el caso que nos ocupa de la Dra. Long, no son los planetas sino las plantas que, según esta investigadora, producen música, una música diferente a cualquier otra y que podría al parecer ser utilizada con fines terapéuticos.
Otra experiencia similar es la de un pequeño grupo de biólogos y músicos norteamericanos que desde hace más de 20 años consiguieron generar, a partir de secuencias genéticas, lo que denominaron "música del ADN". A este respecto, la doctora Long cree que su "música molecular" va aún más lejos porque utiliza la estructura tridimensional completa de la molécula, y no sólo su secuencia lineal.
LA MÚSICA DE LAS PLANTAS.
La doctora Linda Long, licenciada en Bioquímica por la Universidad de Exeter, Gran Bretaña, es además investigadora en medicinas complementarias, y lleva años investigando la eficacia de la homeopatía, las hierbas medicinales y la musicoterapia (Audioterapia).
Pues bien, tras cinco años de intenso trabajo -reconocido con el "Premio a la Invención y la Innovación" otorgado por la "Fundación Británica para la Ciencia, la Tecnología y las Artes"- ha conseguido transformar la estructura molecular de las proteínas de las plantas comunes en composiciones musicales y, así, ha descubierto que plantas como el perejil, la salvia, el romero o el tomillo -entre otras- tienen su propia melodía preprogramada.
El premio le ha sido concedido para que desarrolle su trabajo como una herramienta para enseñar y analizar las complejas estructuras biológicas, y para hacer música con fines terapéuticos.
"La música molecular -así la define su descubridora- supone un fascinante e innovador vínculo entre los aparentemente dispares mundos de la música y la biología, ya que significa generar música a partir de las proteínas y, en concreto, de sus estructuras terciarias del ADN (tridimensionales)".
CÓMO SE HACE "MÚSICA MOLECULAR".
Con la ayuda de un amigo matemático, Linda Long ha diseñado un programa informático que traduce las secuencias de las proteínas de cada planta a notas musicales lo que le permite, con un sintetizador, formar melodías completas. Esta doctora -que toca el órgano y compone al tiempo que estudia las proteínas de las plantas para su proyecto de investigación en medicinas complementarias- ha grabado las melodías creadas por las proteínas del perejil, la mostaza, el trébol blanco, el romero y el tomillo.
Según la doctora Long, "las melodías son específicas de cada proteína. Cada proteína puede dar lugar a una composición musical diferente, de forma que si un organismo contiene 100 proteínas pueden producirse 100 composiciones distintas a partir de ese organismo. Las secuencias de notas derivan de las estructuras naturales de proteínas sin manipulación. Yo no tengo control sobre eso. Es música derivada directamente de las fuentes naturales que se encuentran en toda forma de vida. Puede considerarse como música orgánica".
Explica la doctora que cada organismo contiene infinidad de proteínas, compuestas a su vez por un número indefinido de estructuras terciarias o tridimensionales. Cada una de esas
estructuras terciarias puede ser cristalizada para su estudio. Esa cristalización se hace con un haz de rayos X con los que se consigue una radiografía de las estructuras tridimensionales de la proteína de la que se quiere extraer la melodía.
Después, se asigna una nota musical a cada estructura terciaria de la proteína y se introduce la radiografía en el ordenador diseñado por el equipo de trabajo de la doctora Long. Mediante unos complicados parámetros dados por el matemático, el programa informático irá leyendo la secuencia completa de la proteína y fijará una nota musical para cada estructura terciaria. El ordenador repetirá las notas musicales tantas veces como se repitan las estructuras específicas. De esta forma, a medida que se va descifrando la secuencia completa de la proteína, se va produciendo música a través de un sintetizador incorporado al ordenador.
Así se compone la melodía concreta de esa proteína determinada. El proceso se repite hasta obtener la melodía de todas las proteínas para obtener la composición musical completa de la planta.
"Las diferencias entre las estructuras de las proteínas son difíciles de detectar cuando se perciben visualmente, como un modelo tridimensional, pero son mucho más obvias cuando se expresan como música porque los humanos tenemos un oído muy agudo -afirma la doctora Long-. Cuando introduje los datos en el ordenador escuché una secuencia de notas y me di cuenta de que las estructuras de la proteína formaban más una melodía que una sucesión de notas musicales sin orden. Lo que hice fue acompañar lo que había oído con unos arreglos de fondo para complementar la melodía de la proteína".
Esta investigadora espera seguir perfeccionando la tecnología mientras se concentra en su potencial educativo y musical. El Financial Times ha definido a Linda Long como "pionera en una nueva frontera entre el arte y la ciencia" por encontrar el camino para hacer que las proteínas canten. "Aunque no literalmente, por supuesto", añade el diario británico.
Las melodías del tomillo, el romero, el perejil, la mostaza y el trébol blanco han sido ya recogidas en CD titulado “Música de las plantas” que dura 25 minutos. Según ella, "este CD presenta piezas musicales que ofrecen una visión única del reino de las plantas, reino que ha sido fuente de inspiración y salvación para la humanidad desde el amanecer de los tiempos. La música no está limitada por las palabras o por la lógica por lo que puede comunicar con nosotros a niveles más profundos liberándonos para experimentar directamente la esencia de todas las formas de vida y permitiéndonos adentrarnos en la voz de la naturaleza".
Dra. Linda Long.
La doctora Long ha trabajado como bioquímica e investigadora asociada de Medicina complementaria en Exeter, inglaterra. Se ha especializado en los campos de homeopatía, medicina herbolaria y terapia musical. Sus trabajos has aparecido en numerosas publicaciones científicas en todo el mundo. Ella incluso practica instrumentos musicales y composición musical a lo largo de siete años a la fecha, apoyándose de un pequeño grupo de auxiliares investigadores y músicos.
Escucha un fragmento del trabajo de la Dra. Long:
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